miércoles, 27 de diciembre de 2017

Violencia sexual

Durante los dos últimos años, los medios de comunicación se han hecho eco de diversas violaciones grupales a mujeres, en algunos casos menores, por las que ya hay 13 hombres detenidos. 

Hace algo más de un año estallaba ante los medios, un caso de agresión sexual múltiple a una joven que había acudido a los San Fermines. En otro de los casos, una turista había sido agredida en Canarias por cinco hombres. La víctima fue a denunciar el mismo día creyendo que había sido violada por una persona pero la investigación de la policía llegó a concluir que la pesadilla que tuvo que soportar aquella noche fue mayor. No había sido por un hombre, si no por cuatro más, todos menores de treinta.
Aunque pareció  que todo esto genera un fuerte rechazo social, lo cierto es que se siguen produciendo este tipo de violaciones.


Hace apenas unas semanas, ha salido a la luz una supuesta violación a una menor de 15 años por parte de tres jugadores de fútbol.  Lejos de recibir el apoyo y el calor de toda la sociedad, ha tenido que sufrir manifestaciones y acusaciones contra ella, de personas que la responsabilizan de los actos o que defienden otro tipo de trato y una presunción de inocencia para los acusados. A continuación, os dejo un enlace en el que se refleja las dos posiciones que se han tomado frente este caso.

Me resulta alarmante, que en una sociedad supuestamente desarrollada las cifras de los distintos tipos de violencia machista sean tan elevados.

Estas mujeres, al trauma y al mal trago del momento,deben sumarle el juicio moral y mediático al que se las somete, cuando sus casos saltan a los medios de comunicación, donde se llega en ocasiones, a  poner en duda su oposición a mantener relaciones, que hubiese hecho todo lo posible para evitar la violación o incluso que le acusen de mentir.
A este juicio al que se las somete, se añade el respaldo que en muchas ocasiones brindan vecinos/as, amigos/as y familiares a estos presuntos violadores que puede hacer que aumente el sentido de culpabilidad de la víctima.

Como sociedad debemos de tener claro que la víctima nunca tiene la culpa y necesita ser apoyada después de dar un paso que suele ser muy difícil, denunciar los hechos. Tenemos el deber de reeducar y reorientar tanto a las personas que cometen estos delitos, como a aquellas que las defienden o justifican sus actos, en unas relaciones afectivas y sexuales que estén basadas en el afecto, el respeto, el consenso y la comunicación. Además se deberán buscar las posibles causas de las nuevas tendencias sexuales y fantasías de los más jóvenes.



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